Misterioso y silencioso / iba una y otra vez. / Su mirada era tan profunda / que apenas se podía ver. / Cuando hablaba tenía un dejo / de timidez y altivez. / Y la luz de sus pensamientos / casi siempre se veía arder.
Así nos retrata Rubén Darío, el poeta nicaragüense, autor de “Azul”, en este fragmento que parece resumir el hondo conocimiento que tuvo de Antonio Machado.
Antonio nace el 26 de julio de 1875 en Sevilla, es poeta y prosista. Pertenece a una familia cultivadora de las artes, su abuelo fue médico y profesor de ciencias naturales, catedrático y rector de la Universidad de Sevilla. Su padre introdujo en España la preocupación de los estudios folclóricos, publicó numerosos trabajos del folclor Andaluz y Gallegos.
La familia se traslada a Madrid debido a que su abuela es nombrado catedrático de la Universidad de Madrid, Antonio solo tenía ocho años, siguió sus estudios y 1983 publicó sus primeros escritos en prosa, posteriormente aparecen sus poemas. Y es él quien nos habla de su infancia en su poema Retrato:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunas cosas que recordar no quiero.
En 1899, viaja a París donde vive su hermano Manuel, poeta, autor de la obras Castilla, Capricho, Cante hondo, entre otras, allí trabaja como traductor y se contacta con Óscar Wilde y Pío Baroja, regresa a España a terminar su bachiller y vuelve a París en 1902 donde esta vez entabla amistad con Rubén Darío el cual influiría en los inicios de sus primeros trabajos poéticos con el “modernismo”. De vuelta a Madrid, en 1903, conoce a Juan Ramón Jiménez. Unamuno, Valles-Inglán y publica su poemario Soledades. Luego viaja a Soria, en 1907, publica Soledades, Galería y otros poemas. Obtiene la cátedra de francés en el instituto de Soria y conoce a Leonor Izquierdo, en 1909 se casa con ella pese a la gran diferencia de edad, lamentablemente su joven esposa fallece de tuberculosis 1912. Sumido en una gran depresión se traslada a Baeza, vive con su madre y se dedica a la enseñanza y al estudio. Ese mismo año publica Campo de Castilla. Según algunos biógrafos españoles, con esta obra Antonio Machado se separa del modernismo, acercándose tardíamente a la llamada generación del 98.
En 1917 conoce a Federico García Lorca, dos años más tarde, en 1919, se traslada a Segovia lugar que permanecerá hasta 1932. En ese período publica Nuevas Canciones (1924). Es nombrado miembro de la Real Academia Española de la Lengua, en 1927. Y conoce a la que fuera su amor secreto durante muchos años inclusive hasta en el periodo que él ya no estaba en Segovia, su amada musa “Guiomar” Pilar Valderrama. En 1932 es nombrado profesor en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid y escribe algunos textos en prosa, Juan de Mairena y Abel Martín.
Cuando estalló la guerra civil española, se traslado a Valencia y Barcelona, y publica su última obra La Guerra (1937, con ilustraciones de su hermano pintor, José Machado), de allí se desprende el texto “El crimen fue en Granada”. La celebre elegía que dedicó a Federico García Lorca:
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío
aún con estrellas, de la madrugada
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
Rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico,
-sangre en la frente y plomo en la entrañas.-
…Que fue en Granada el crimen
sabed- ¡pobre Granada!.- en su Granada.
Se ha dicho de Antonio Machado que es el poeta español más importante de los últimos años, se ha discutido si es un poeta romántico, clásico o popular. Lo cierto es que según los estudios biográficos y del análisis de estilo lo catalogan como poeta clásico; también se ha especulado sobre la pertenencia o no de Machado a la famosa generación del 98, donde Azorín lo incluye, contrariamente Baroja lo coloca en la discutida generación del 70. Pero sea esta o la otra, es el propio Machado quien nos dice: “Al poeta no le es dado pensar fuera del tiempo porque piensa su propia vida, que no es, fuera del tiempo, absolutamente nada”.
En 1939 huye de España y se exilia en Collioure, Francia. Fallece su madre y tres días más tarde, el 22 febrero de 1939, muere el poeta Antonio Machado, dejándonos esa senda que nunca se ha de volver a pisar. Son sus propios versos, de Nuevas Canciones (“Cantares”), los que como una profecía vaticinan su propia muerte.
CANTARES
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
ANTONIO MACHADO (1875-1939), poeta y prosista español, nacido en Sevilla y muerto en Collioure (Francia). Algunas de sus obras: Soledades (1903); Soledades, Galería y otros poemas (1907). Campo de Castilla (1912); Poesías Completas (1917); Nuevas Canciones (1924); Juan de Mairena y Abel Martín, entre 1928 y 1933; La Guerra (1937).
Obras de teatro en colaboración con su hermano Manuel, estrenadas en Madrid: Desdicha de la fortuna o Julianillo Valcárcel, 1926; Juan de Mañana, 1927; Las adelfas, 1928; La Lola se va a los puertos, 1929; La prima Fernanda, 1931, y La Duquesa de Benameji, 1932.
* Publicado en Revista Literaria Rayentru Nº27 - verano de 2007