UN DESCONOCIDO SILBA EN EL BOSQUE
Un desconocido silba en el bosque.
Los patios se llenan de niebla.
El padre lee un cuento de hadas
y el hermano muerto escucha tras la puerta.
Se apaga en la ventana
la bujía que nos señalaba el camino.
No hallábamos la hora de volver a casa,
pero nos detenemos sin saber donde ir
cuando un desconocido silba en el bosque.
Detrás de nuestros párpados surge el invierno
trayendo una nieve que no es de este mundo
y que borra nuestras huellas y las huellas del sol
cuando un desconocido silba en el bosque.
Debíamos decir que ya no nos esperen,
pero hemos cambiado de lenguaje
y nadie podrá comprender a los que oímos
a un desconocido silbar en el bosque.
UN HOMBRE SOLO EN UNA CASA SOLA
Un hombre solo en una casa sola
No tiene deseos de encender el fuego
No tiene deseos de dormir o estar despierto
Un hombre solo en una casa enferma.
No tiene deseos de encender el fuego
Y no quiere oír más la palabra Futuro
El vaso de vino se ha marchitado como un magnolio
Y a él no le importa estar dormido o despierto.
La escarcha ha empañado las ventanas
Pero a él sólo le importa mirar la apagada chimenea
Sólo le gustaría tener una copa que le contara una vieja historia
A ese hombre solo en una casa sola.
Una historia como las que oía en su casa natal
Historias que no recuerda como no recuerda que aún está vivo
Ve sólo una copa vacía y una magnolia marchita
Un hombre solo en una casa enferma.
PEQUEÑA CONFESIÓN
En memoria de Sergei Esenin
Sí, es cierto, gasté mis codos en todos los mesones.
Me amaron las doncellas y preferí las putas.
Tal vez nunca debiera haber dejado
El país de techos de zinc y cercas de madera.
En medio del camino de la vida
Vago por las afueras del pueblo
Y ni siquiera aquí se oyen las carretas
Cuya música he amado desde niño.
Desperté con ganas de hacer un testamento
-ese deseo que le viene a todo el mundo-
pero preferí mirar una pistola
la única amiga que no nos abandona.
Todo lo que se diga de mí es verdadero
Y la verdad es que no me importa mucho.
Me importa soñar con caminos de barro
Y gastar mis codos en todos los mesones.
“Es mejor morir de vino que de tedio”
Sin pensar que pueda haber nuevas cosechas.
Da lo mismo que las amadas vayan de mano en mano
Cuando se gastan los codos en todos los mesones.
Tal vez nunca debí salir del pueblo
Donde cualquiera puede ser mi amigo.
Donde crecen mis iniciales grabadas
En el árbol de la tumba de mi hermana.
El aire de la mañana es siempre nuevo
Y lo saludo como a un viejo conocido,
Pero aunque sea un boxeador golpeado
Voy a dar mis últimas peleas.
Y con el orgullo de siempre
Digo que las amadas pueden ir de mano en mano
Pues siempre fue mío el primer vino que ofrecieron
Y yo gasto mis codos en todos los mesones.
Como de costumbre volveré a la ciudad
Escuchando un perdido rechinar de carretas
Y soñaré techos de zinc y cercos de madera
Mientras gasto mis codos en todos los mesones.
CANTO
Las ramas de los pinos rozan tus cabellos.
El viento que va a dormir no olvida apagar
soplo tras soplo, las estrellas.
Tienes aún entre las manos
un ramo de flores secas.
“No iremos más al bosque,
cortaron los laureles.
La Bella Durmiente
Los recogerá.”
Tu nombre es mi memoria
no debe durar sino
lo que dura en el barbecho
la huella de la pezuña de un buey.
Bajo tu sombra sólo dormiré un instante,
retamo blanco.
Un ramo de flores secas
se deshace en la tierra.
El viento no olvida apagar una última estrella
sobre nuestras cabezas de huérfanos.
Estoy junto a la esclusa del molino,
el estruendo de las aguas rotas
sepulta el canto que aún recuerdo:
“No volveremos al bosque,
cortaron los laureles.
La Bella Durmiente
Los recogerá.”