JOHN LENNON (1940-1980)
La vida comienza a los cuarenta
dijo John Lennon encendiendo las velas
en el comedor del edificio Dakota
La otra vida comienza ahora mismo
dijo la muerte apretando el gatillo
en la puerta del edificio Dakota
Porque después de esta muerte no hay otra
dijo la voz apagando las velas
y al que le venga el luto que se lo ponga.
SILLA MECEDORA
Me duelen las piernas dijo la silla
Están llenas de várices
Siento unas gotas de sudor frío
bajando por mi respaldo
En vez de astillas tengo espinas
y mi asiento se cubre de llagas
No sé de dónde salió este hombre
que está sentado en mí sangrando
Al tercer día se puso de pie
y voló por la ventana del cuarto
y el viento empezó a mecerme
como si nada hubiera pasado.
TELEVIDENTE
Aquí estoy otra vez de vuelta
en mi cuarto de lowa City
Tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell
frente al televisor apagado
La pantalla refleja la imagen
de la cuchara entrando a mi boca
Y soy el aviso comercial de mi mismo
que anuncia nada
a nadie.
EN UNA ESTACIÓN DE METRO
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por las estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro
y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre.
LA MUERTE ESTÁ ENTADA A LOS PIES DE MI CAMA
Mi cama está deshecha: sábanas en el suelo
y frazadas dispuestas a levantar el vuelo.
La muerte dice ahora que me va a hacer la cama.
Le suplico que no, que la deje deshecha.
Ella insiste y replica que esta noche es la fecha.
Se acomoda y me agrega que esta noche me ama.
Le contesto que cómo voy a ponerle cuernos
a la vida. Contesta que me vaya al infierno.
La muerte está sentada a los pies de mi cama.
Esta muerte empeñosa se calentó conmigo
y quisiera dejarme más chupado que un higo.
Yo trato de espantarla con una enorme rama.
Ahora dice que quiere acostarse a mi lado
sólo para dormir, que no tenga cuidado.
Por respeto me callo que sé su mala fama.
La muerte está sentada a los pies de mi cama.