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  Carmen Berenguer
 


CARMEN BERENGUER - Poemas


  

LOS PASOS SIGUIENTES
 

MALL
 
Es cierto, un edificio sin fondo
Sin ruido, sin perfil.
Allí un mequetrefe asoma su nariz,
Inventa ser un Alfil.
Sin duda, en su redondez, se afana.
Y vuelve a caminar en revés,
Y nada.
 
 
Cómo se ha reinstalado Santiago
 
Conserva claramente su paisaje.
Atrás, siempre viva su esplendor en las rocas y altas cumbres
como doncellas preñadas en edad de concebir.
Buena imagen convertida para una posible y autoinflijida conversación.
Yo le hablo. Yo la hablo.
Y es todo lo que tiene.
Algo verde y algo melancólico.
Hay siempre una ventana que se abre.
Y una puerta que se cierra.
Es todo.
 
 
También quedan unos pocos patios.
 
El patio de la Escuela, que no es poco.
Un dulce garabato en la pared, que no es mucho.
El Rosedal en la memoria de mi abuela, que es harto.
Le agregaría una componenda en La Moneda, que lo es todo.
 
 
Y sin embargo me llena de tristeza.
 
No piensen que me voy a convertir en un cadáver.
No se les pase por la mente, que voy a ser una mártir.
Ni lo uno ni lo otro.
Es un estado solamente.
 
Ni siquiera pienso en nada.
Puedo salir a dar vueltas, sin rumbo fijo, a la manzana,
A la calle, al parque,
a mirar las fantasías de los otros.
Llego a pensar que es un estado solemne.
Quizás me queje futilmente de estar lleno o llena.
(Según quien sea el que hable.)
Podría ser la Soledad.
(Sabiendo que no son la mismas Soledades de Góngora o Quevedo)
Qué más quisiera yo, que interpretar la Soledad.
Presiento, que es otra situación. Una complejidad malconformada.
Tal vez llegar a una conclusión, no da para ironías como sugerencias
de un Estadio. Las metáforas no están a mi servicio actual.
El ritmo es de un caimán, puedo estar quieto(a) días
enteros con la mandíbula fija.
A veces llega un sobre con dirección y remitente.
Quizás de súbito me asalte la intención de apartarme.
Amo este silencio.
Como una sorda en una mañana de Santiago, Ciudad,
-Que no es gran cosa-, les diría-:
 
Auguro que ustedes esperaban más de mí.
 
 
“Aquí se construye”

Debo citar esta fuente, con la intención de decirles que no se me ocurre nada mejor que esta cita de un documentalista. El Sr: Agüero.


Un día en una tarde de Otoño en el mítico Piedragógico, el poeta Rodrigo Lira, protestó porque se recogían las hojas y se botaban. El guardia no se inmutó, y le dijo hágalo usted. Acto seguido Rodrigo tomó la pala, juntó todas las hojas del parque del recinto e hizo un enorme montón, abrió un hoyo y las enterró.
(Esta cita es mía)
 
 
Sería mejor que se escuchara “Despiértense”
Sería mejor no creen. Me levantaría con energía,
saludable, tanto más, o tanto menos, como para
encender el televisor en colores.
¡Ah! No con el desparpajo de anteayer, sino con los
dioses que me levantan.
Y a rezar mi mantra urbano:
“Tú tienes fe en mí
yo tengo fe en ti”.
 
¿Porqué no puedo referirme a los dioses sagrados
como lo hace Kavafis?
 
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* Estos poemas crónicas, inéditos, de Carmen Berenguer, obedecen a un libro viaje y fueron enviados por su autora especialmente para RAYENTRU.
 

* Publicada en Revista Literaria Rayentru Nº23 – marzo de 2003

 
 
 
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