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  Gonzalo Millán - poemas
 


GONZALO MILLÁN - Poemas


  

VASO
 
Un espejismo cristalizado
de la sed es el vaso;
palacio límpido con un foso
sin puente, resbaladizo.
Deseo insaciable de nada.
Salvo el aire.
Allí es leve lo pleno
y lo hueco grave.
Bebo vidrio del vaso vacío.
 

 
NIÑO
 
Encontrarán siglos después,
cuando sólo queden los envases
de una sociedad
que se consumió a sí misma,
sus restos
de pequeño faraón dentro
de un refrigerador descompuesto,
enterrado
bajo unas pirámides de basura.
 
 

NADIE
 
Las calles están silenciosas
y desiertas. Solamente cruzan
las sombras de los árboles.
 
No se oyen pájaros, bocinas,
ni siquiera el motor inminente
de un auto siempre aproximándose.
 
Los ascensores, las escaleras
y pasillos de los edificios, vacíos.
 
En una cocina un charco
en torno al refrigerador
que de deshiela
con sus bandejas desnudas
y la puerta abierta.
 
Conservada en el hielo
no hay más que una arveja
muy pequeña, redonda y verde.



EL LOCO
 
Vuelo por una Línea Aérea Peregrina,
mirando el ala de mi mano siniestra
y el reflejo de mi rostro apresado
en el cubo de hielo de la ventanilla.
 
¿Quién soy? Para la belleza fría
como un maniquí de la aeromoza,
componiendo la lista de bebidas,
el hombre de bigotes que ordenó
un vaso de leche, sillón 17-F window.
 
Para ti, aunque digas que es
más difícil quedarse atrás, que irse,
ya comienzo a ser un mal recuerdo.
 
Para mí mismo, Le Mat de tarot,
los bártulos liados en un pañuelo
y el bordón al hombro.
El frío asciende hasta aquí
y sus caninos me muerden una pierna.
 
Abajo los nevados bosques perennes,
grises, verdinegros como el pelaje
de un gran danés con arestín,
saltan para morderme los talones,
mientras cruzo, funámbulo por el aire.
 
 

VIDA DE PERROS
 
Los gatos se agazapan
entre la floja maleza
del jardín maloliente
por el gas de los escapes;
saltan y acezan chillando
sobre sus gatas.
 
Después entran
por su plato de leche;
se limpian a lentos
lengüetazos el pelaje,
se van por las murallas
o échanse en los trapos.
 
Yo les paso largo rato
la mano por el lomo
y los envidio siete veces.
  

* Publicados en Revista Literaria Rayentru Nº21 – verano de 2001

 
 
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